Parque Lezama

 

"Bajaron como fantasmas escapados de la miseria, fueron reyes por un día y se fueron, fantasmas al fin, a manos del hambre, el Indio y la peste. Unos pocos fluyeron río arriba, los demás, translúcidos, contemplan siempre desde la barranca aquel Mar Dulce que se ha escapado de su alcance."

 

Se supone que aquí fue la primera Fundación de Buenos Aires en 1536, pero las excavaciones realizadas no han podido demostrarlo. Aquella primera expedición fracasó a falta de agua potable, alimentos y recursos en general para sostener una guerra contra los indios generada por la soberbia y la imprudencia. Sitiados, los pobladores padecieron, hambre y pestes, llegando a practicar el canibalismo, hasta huir diezmados hasta Asunción. Quien adivinaría esta historia sucediendo donde hoy se despliega uno de los parques más bellos y tradicionales de la Ciudad. 

El parque tiene su origen en una quinta que fue propiedad del inglés Daniel Mackinlay, quien enarbolaba la bandera británica cuando la escuadra española surcaba la costa con la idea de evitar ser blanco de bombardeos como podría serlo el resto de la Ciudad, tengamos en cuenta que ahí, al pie de la barranca del parque, estaba el río. Años más tarde pasó a manos del norteamericano Charles Horne muy amigo y socio del Gobernador Rosas, lo que le costó ser expropiado cuando cayó el Gobierno. En esos años, las residencias de ambos hombres, la de Rosas ubicada al norte y otra al sur, eran las dos quintas más bellas del Río de la Plata, y competían continuamente en esplendor. Más tarde fue vendida a Gregorio Lezama quien amplió los jardines y agregó el mirador. Utilizada como lazareto durante la Fiebre Amarilla, residencia y jardines fueron vendidos a precio vil al Estado a condición de que se utilizaran como paseo público. Nacía así el Parque Lezama, durante décadas el paseo obligado de las familias acomodadas. Se destacan en el parque el Monumento a la Cordialidad Internacional, donado por la Ciudad uruguaya de Montevideo y que alude a la primera Fundación de Buenos Aires. Frente al monumento, en las esquinas de Brasil y Defensa, dos bares antiguos, “clásicos” rivalizan entre sí: El Británico e Hipopótamus. ¿Qué pedir en Hipopótamus?
Eso, se lo cuento personalmente

 

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